Allá donde la Calle de Alcalá comienza a sentir su final nos aguardan 28 hectáreas de puro sosiego y calma. Un espacio verde que responde al nombre de La Quinta de los Molinos y que en su discreción aguarda su mejor virtud. Sale en pocas fotografías, seguramente en ninguna postal, pero es unos de los parques más bonitos y agradecidos de Madrid.
Este parque ubicado en el Barrio de Salvador, en el distrito de San Blas.
La tapia que lo salvaguarda de la fama no puede frenar a vecinos y a algún que otro curioso que se asoman a conocer las bondades de este lugar, no obstante, está considerado Parque Histórico y Bien de Interés Cultural. Su origen se remonta al año 1920 cuando su primer dueño, el Conde de Torre Arias decide regalarle al arquitecto alicantino César Cort Bortí esta enorme finca. Fue entonces cuando el arquitecto optó por trasladar un jardín mediterráneo a la ciudad de Madrid, una forma de sentir más cerca su Alcoy natal.
Los claros protagonistas son dos molinos traídos de Estados Unidos y que dan nombre a este espacio. Utilizados para extraer de pozos y manantiales subterráneos el agua con la que regar el parque, sus estructuras metálicas de color rojizo destacan sobremanera ante el verde conjunto. El Molino de la Casa del Reloj y el Molino de la Rosaleda de Palacio, que así se llaman, bautizaron sin querer a otro de los grandes secretos de Madrid. Un parque poco conocido y transitado pero que merced a esa soledad que nos regala se ha convertido en un auténtico remanso de paz, a orillas de la enérgica Calle de Alcalá.
La Quinta de los Molinos
Dirección: Calle de Alcalá, 541
Horario: de 6.30 a 22 h.
Metro: Suanzes (Línea 5)
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